Cuaresma y Semana Santa son oasis en medio del mundo que muchas veces se nos convierten en desiertos, es tiempo de reflexión, de renovación, de sacrificios y arrepentimiento.
Es un tiempo para cambiar lo que no está funcionando bien en nosotros mismos, practicar la introspección, aprender de ello y crecer.
Hacer sacrificios con voluntad y alegría, para que estos disminuyan los factores negativos que acogemos en la inconciencia y que nos afectan en el espacio en general.
Disfrutar el camino del sacrificio que por sí mismo atrae gracias superiores a nuestro entendimiento, alejando con ello todo mal, enfermedad o desgracia, y dándonos la oportunidad de cambiar un poco desde el interior.