Lo que percibes no es lo que ves, sino lo que tu mente te permite ver, tus ojos no son ventanas limpias, son filtros, tu memoria no es un archivo fiel, es un editor que borra y reescribe sin consultarte y que se mantiene constantemente estimulado por todos los medios que te permites atrapar, causando alteraciones mayores en tu mente, la cual te lleva a estados aún más conflictivos e inciertos donde el caos reina. Crees caminar en la realidad, pero avanzas dentro de un escenario tejido por interpretaciones complejas creadas por un sinfín de personas y eventos creados por diversos sistemas prefabricados para que puedas estar atrapado en la desesperación o en la fantasía.
Alguien te mira en silencio, para ti puede ser amenaza, para otro puede ser admiración, y para una tercera persona, indiferencia absoluta; la escena es la misma, pero el mundo que surge de ella cambia radicalmente, no es la mirada lo que importa, sino la lectura que cada uno hace de ella, eso significa que no vivimos en un solo universo, sino en millones de universos creados desde distintas realidades que son tejidas día tras día a través de diversas personas que construyen esto mismo de manera inconsciente para poder tener algo de seguridad sobre algo que ni ellos mismo entienden, mas sin embargo, los defienden como un hecho único a través de dogmas, costumbres o corrientes familiares, los cuales se desmoronan como polvorones ya que sus bases están creadas desde las sombras o las historias de quien las escribe con el caos mismo, que con el mas mínimo cambio se ve todo comprometido y todo cambia de manera trágica causando grandes pérdidas de donde cada conciencia fabrica sus propios paisajes para evitar ver desmoronado lo que alguna ves confió, uniendo fuerzas con todo aquello que converja o haya coincidido con esto para que intente unificar.
Así están creados los medios, la educación, los discursos oficiales, que te enseñan cómo ver, qué ignorar, qué temer y qué desear, no moldean la realidad, moldean tu percepción y con eso controlan tu mundo interno.
Lo inquietante es que rara vez lo notas, confías tanto en lo que ves que nunca te preguntas si es una proyección más y para que fin existe, o fines, según lo hayan creado. La percepción es un hechizo tan convincente, que nos olvidamos de que es un hechizo, y allí está la trampa y la salida, si entiendes que lo que ves es construcción, puedes romper el molde, si lo olvidas, vivirás en una jaula pintada con paisajes que nunca elegiste.
