Así como de conformidad con el principio económico de la división del trabajo pasa un reloj de operario en operario hasta completar todas las piezas en su acabado ajuste, según el plan previamente trazado en la mente del mecánico, así también nos dice la filosofía antigua que el hombre concebido en la mente divina va tomando forma poco a poco en los diversos talleres de la fábrica del Universo hasta culminar su perfección.

ISIS SIN VELO II, H.P. BLAVASTKY
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